EN LAS NUBES

Podemos imaginar escenarios y situaciones con todo lujo de detalles. Somos capaces de visualizar proyectos utópicos y representarlos.

A veces, soñamos despiertos, nos ilusionarnos con alguna idea y nos dejamos llevar por el deseo de alcanzar metas difíciles o lejanas. ¿Es inútil abrigar esperanzas en algo sin tener una base sólida para ello? En ciertas ocasiones, comportarse como un iluso o fantasear un poco, puede ser el camino para conseguir acariciar nuestros sueños…

Pero, la diferencia esencial entre los sueños y las expectativas está en “pasar a la acción”. En la realidad del día a día tenemos que trabajar duro para lograr aquello que realmente merece la pena.

“¿Qué sería del mundo sin la ilusión? No hemos de rechazar nuestros sueños, aunque nos cueste mucho conservar los castillos en el aire […] lo mejor de la vida son las ilusiones” (Javier Urra).

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